En momentos de dificultad económica, muchas empresas buscan formas de reducir temporalmente sus costes laborales sin tener que recurrir a despidos definitivos. El Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) permite a las empresas ajustar de manera temporal sus plantillas, ofreciendo una solución flexible y pasajera. Sin embargo, es fundamental conocer sus implicaciones y beneficios tanto para empleadores como para empleados.
Los ciclos económicos presentan desafíos que, en ocasiones, están fuera del control de la empresa. En estos momentos, surge la necesidad de saber si es posible suspender temporalmente los contratos de trabajo o reducir la jornada laboral durante unos meses, con la garantía de reincorporar a los empleados cuando la situación mejore.
El ERTE actúa como una herramienta jurídica diseñada para realizar ajustes temporales sin que estos se conviertan en cambios permanentes. En este artículo, exploramos en detalle qué es un ERTE, cómo funciona y cuáles son sus ventajas e implicaciones.
¿Qué es un ERTE?
El Expediente de Regulación Temporal de Empleo, más conocido como ERTE, es una medida de flexibilización laboral que permite a las empresas reducir o suspender temporalmente los contratos de trabajo. Este procedimiento está limitado a un período de tiempo específico, tras el cual la empresa debe restablecer las condiciones contractuales originales y mantener los puestos de trabajo de los empleados afectados.
No existe ninguna restricción en cuanto al número máximo de trabajadores que una empresa puede incluir en un ERTE. Tampoco hay un porcentaje mínimo de la plantilla que deba verse afectado.
El ERTE se utiliza principalmente en situaciones de crisis económicas, disminución de la demanda, o eventos extraordinarios que afectan la actividad empresarial. Su objetivo es ofrecer una solución temporal para ajustar la plantilla sin recurrir a despidos permanentes, garantizando la continuidad de la relación laboral y proporcionando cierta estabilidad tanto a la empresa como a los empleados.
Tipos de ERTE
Según la legislación española, las empresas pueden acogerse a diferentes tipos de ERTE, cada uno diseñado para adaptarse a diversas situaciones de crisis. A continuación, se detallan los principales tipos de ERTE:
El ERTE está regulado principalmente por el Estatuto de los Trabajadores en su artículo 47.
Reducción de la actividad laboral
En el ERTE de reducción de jornada, la empresa modifica los contratos de los trabajadores para reducir la jornada laboral o el número de días que acuden a trabajar. La reducción puede variar desde un mínimo del 10% hasta un máximo del 70% respecto a la jornada habitual de cada empleado. Este mecanismo permite a las empresas ajustar la carga de trabajo a las circunstancias económicas sin necesidad de realizar despidos permanentes.
Suspensión de la actividad laboral
Esta modalidad implica la suspensión temporal de los contratos laborales. Es la forma más drástica de ERTE, ya que los empleados dejan de trabajar y de percibir su salario, aunque mantienen su puesto de trabajo. Una vez concluido el período de suspensión, los empleados deben ser reincorporados a sus puestos con las mismas condiciones contractuales que tenían antes.
ERTE por fuerza mayor
Este tipo se aplica en circunstancias extraordinarias que no se pueden prever ni evitar, como desastres naturales, pandemias, o cualquier evento que interrumpa gravemente la actividad empresarial. La aplicación de este ERTE requiere la aprobación de un Real Decreto-Ley que reconozca la situación excepcional. Ejemplos de causas de fuerza mayor incluyen la interrupción grave de las cadenas de suministro, el cierre del espacio aéreo o fronterizo, restricciones a la movilidad de la ciudadanía, y cualquier riesgo severo para la salud de los trabajadores y consumidores.
ERTE por Causas Económicas, Técnicas, Organizativas o de Producción (ETOP)
Este tipo de ERTE se utiliza cuando la empresa enfrenta dificultades económicas, cambios técnicos, organizativos o de producción que justifican la necesidad de reducir o suspender temporalmente la actividad laboral. La empresa debe justificar y documentar estas causas para que el ERTE sea aprobado por la autoridad laboral competente.
¿Cuánto cobra el empleado durante un ERTE?
Durante un ERTE, el trabajador afectado pasa a estar en situación de desempleo y tiene derecho a una prestación económica. Esta prestación es equivalente al 70% de la base reguladora de su sueldo durante los primeros seis meses y al 50% a partir del séptimo mes.
Pago de prestaciones
Las prestaciones por desempleo durante un ERTE son abonadas por la Seguridad Social. En el caso de que el ERTE sea por causas de fuerza mayor, el periodo de percepción de estas prestaciones no descontará del total de tiempo de paro acumulado por el trabajador.
Reducción de jornada
Si el ERTE implica una reducción de la jornada laboral en lugar de la suspensión completa, la empresa pagará la parte proporcional del salario correspondiente a las horas trabajadas. La parte del salario no percibida debido a la reducción de jornada será cubierta por la prestación de desempleo, aplicando los mismos porcentajes mencionados anteriormente.
Diferencias entre un ERTE y un ERE
Como hemos visto, el ERTE es una medida temporal que permite la suspensión de contratos o la reducción de la jornada laboral, manteniendo la relación laboral y garantizando la reincorporación de los trabajadores una vez finalizado el ERTE. Se aplica por causas económicas, técnicas, organizativas, de producción o de fuerza mayor temporales y requiere la aprobación de la autoridad laboral y un periodo de consultas.
En cambio, el ERE (Expediente de Regulación de Empleo) es una medida definitiva que implica el despido colectivo de trabajadores, con la extinción permanente de los contratos. Se utiliza cuando las causas son permanentes y requiere una negociación obligatoria con los representantes de los trabajadores, la aprobación de la autoridad laboral, y otorga a los empleados despedidos derecho a indemnizaciones.
Beneficios que existen de recurrir al ERTE
El ERTE es una medida de flexibilización laboral diseñada para ayudar a las empresas a superar periodos de crisis temporales. Tanto las compañías como los empleados pueden obtener beneficios significativos al aplicar un ERTE.
Para la empresa
El ERTE permite a la empresa reducir considerablemente sus costes laborales durante un periodo determinado, lo que ayuda a conservar recursos y mejorar la liquidez en momentos críticos. Esta reducción temporal de gastos facilita la supervivencia de la empresa durante la crisis, permitiéndole reanudar su actividad normal una vez superada la situación adversa. Además, al no tener que recurrir a despidos permanentes, la empresa mantiene su capital humano y está mejor preparada para recuperar su ritmo productivo sin perder ventajas competitivas ni dañar su posición en el mercado.
Para el trabajador
Para los empleados, el principal beneficio del ERTE es evitar el despido, con la garantía legal de reincorporación a sus puestos de trabajo una vez superadas las causas que justificaron el ERTE. Durante el periodo de inactividad, los trabajadores reciben prestaciones por desempleo que representan una parte significativa de su salario habitual, sin que esto afecte negativamente a sus derechos futuros para solicitar prestaciones por desempleo. Además, los empleados incluidos en un ERTE tienen la seguridad de que no podrán ser despedidos durante los seis meses posteriores a su reincorporación. En caso de que la empresa decida despedirlos, deberá reembolsar todas las cotizaciones a la Seguridad Social que se había ahorrado durante el ERTE, garantizando así la continuidad y protección de los trabajadores.